Por: Carlos Arturo
Gamboa B.
Docente Universidad
del Tolima
El
miedo es su estrategia. Llevan años pulimentándola. Uribe construyó su imperio a
punto de miedo, se hizo experto en ello, con él, el miedo, llegó a su máxima
expresión. Diseñó las Convivir para que unos jóvenes pobres, armados hasta los
dientes, defendieran a sus patrones, finqueros que soñaban apoderarse de la hacienda
Colombia, y lo consiguieron.
Con
miedo les hicieron creer a muchos que el gran problema de Colombia eran las
FARC, mientras ellos y sus amigos mataban, desplazaban y se apoderaban de las
tierras a punta de motosierras y atrocidades.
Prometieron
que ahora podían regresar a sus fincas de recreo y muchos le creyeron, la
mayoría de ellos jamás en la vida habían ido a una, pero tenían miedo de que
sus patrones no pudieran pasear los fines de semana en sus camperos, alardeando sus sombreros finos y sus esposas operadas.
Miedo
usaron para negar el cierre exitoso de un proceso de paz, imperfecto como todo
intento de buscar salidas por métodos distintos a las balas. Era mucho más
fácil inculcar miedo, armar los corazones y convocar a la barbarie. Dijeron que
el Castrochavismo se tomaría el país, que nuestros hijos se volvieran maricas y
que Santos le entregaría el trono a Timochenko.
Por
eso muchos salieron con miedo a las urnas, emputecidos, delirantes a defender
los intereses de unos pocos. Le dijeron no a la paz mientras tanto ellos seguían
saqueando el país mediante la mejor estrategia diseñada: la corrupción. Miedo y
corrupción, el binomio que tiene desolado el país, la forma predilecta del
gobierno de turno.
La
manera más sencilla de crear miedo es generar angustia ante algo real o imaginario.
Uribe y su séquito lo saben a la perfección. Los paramilitares crearon una
leyenda de miedo real en los campos, la barbarie de su proceder está arraigada
en los genes sociales. Similares estragos realizaron las distintas guerrillas,
por eso somos producto de los miedos, no en vano el negocio de la religión es
tan lucrativo en Colombia, un negocio basado en el miedo. ¿Y si el miedo es
superado?
Cuando
no hay salida el miedo pasa a un segundo plano. El ser humano puesto en
situación de abismo pierde el miedo. Cuando no se tiene nada que perder el ropaje
de miedo cae y surge la valentía. La conciencia es el motor que activa los
genes de la transformación y disipa los miedos.
Por
eso ya no es posible decirles a las mayorías la misma mentira, aunque no
desistan en hacerlo. Pero hoy las mayorías no tienen la venda en sus ojos, han
mirado más allá de los discursos añejos y se han ido a las calles a cumplirle
un compromiso a la historia. Ahora los que tienen miedo son otros, ese puñado
de privilegiados que se han repartido el país y sus riquezas, dando cabida al
festín de la desigualdad.
Seguirán
intentando cosechar miedo, por eso envían cadenas de WhatsApp alertando a los
ciudadanos, miles de ellos pobres, sobre hordas de salvajes que vendrán a
robarse sus empresas y muchos aún lo creen. Seguirán contratando vándalos e
infiltrarán mercenarios para que siembren miedo en las ciudades, el mismo miedo
que cosecharon con gran éxito en el campo.
Ahora
la valentía y la esperanza debe convocarnos. No podemos claudicar ante los generadores
de miedo, debemos actuar en responsabilidad con nuestros sueños, porque es
verdad que allá afuera hay una horda de salvajes que lo devora todo, pero es la
horda que hace muchos años viene gobernando.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Exprese su opinión, este es un sitio para la argumentación