noviembre 24, 2019

UNA HORDA DE SALVAJES… ESTÁ GOBERNANDO


Por: Carlos Arturo Gamboa B.
Docente Universidad del Tolima

El miedo es su estrategia. Llevan años pulimentándola. Uribe construyó su imperio a punto de miedo, se hizo experto en ello, con él, el miedo, llegó a su máxima expresión. Diseñó las Convivir para que unos jóvenes pobres, armados hasta los dientes, defendieran a sus patrones, finqueros que soñaban apoderarse de la hacienda Colombia, y lo consiguieron.
Con miedo les hicieron creer a muchos que el gran problema de Colombia eran las FARC, mientras ellos y sus amigos mataban, desplazaban y se apoderaban de las tierras a punta de motosierras y atrocidades.
Prometieron que ahora podían regresar a sus fincas de recreo y muchos le creyeron, la mayoría de ellos jamás en la vida habían ido a una, pero tenían miedo de que sus patrones no pudieran pasear los fines de semana en sus camperos, alardeando sus sombreros finos y sus esposas operadas.
Miedo usaron para negar el cierre exitoso de un proceso de paz, imperfecto como todo intento de buscar salidas por métodos distintos a las balas. Era mucho más fácil inculcar miedo, armar los corazones y convocar a la barbarie. Dijeron que el Castrochavismo se tomaría el país, que nuestros hijos se volvieran maricas y que Santos le entregaría el trono a Timochenko.
Por eso muchos salieron con miedo a las urnas, emputecidos, delirantes a defender los intereses de unos pocos. Le dijeron no a la paz mientras tanto ellos seguían saqueando el país mediante la mejor estrategia diseñada: la corrupción. Miedo y corrupción, el binomio que tiene desolado el país, la forma predilecta del gobierno de turno.
La manera más sencilla de crear miedo es generar angustia ante algo real o imaginario. Uribe y su séquito lo saben a la perfección. Los paramilitares crearon una leyenda de miedo real en los campos, la barbarie de su proceder está arraigada en los genes sociales. Similares estragos realizaron las distintas guerrillas, por eso somos producto de los miedos, no en vano el negocio de la religión es tan lucrativo en Colombia, un negocio basado en el miedo. ¿Y si el miedo es superado?
Cuando no hay salida el miedo pasa a un segundo plano. El ser humano puesto en situación de abismo pierde el miedo. Cuando no se tiene nada que perder el ropaje de miedo cae y surge la valentía. La conciencia es el motor que activa los genes de la transformación y disipa los miedos.
Por eso ya no es posible decirles a las mayorías la misma mentira, aunque no desistan en hacerlo. Pero hoy las mayorías no tienen la venda en sus ojos, han mirado más allá de los discursos añejos y se han ido a las calles a cumplirle un compromiso a la historia. Ahora los que tienen miedo son otros, ese puñado de privilegiados que se han repartido el país y sus riquezas, dando cabida al festín de la desigualdad.
Seguirán intentando cosechar miedo, por eso envían cadenas de WhatsApp alertando a los ciudadanos, miles de ellos pobres, sobre hordas de salvajes que vendrán a robarse sus empresas y muchos aún lo creen. Seguirán contratando vándalos e infiltrarán mercenarios para que siembren miedo en las ciudades, el mismo miedo que cosecharon con gran éxito en el campo.
Ahora la valentía y la esperanza debe convocarnos. No podemos claudicar ante los generadores de miedo, debemos actuar en responsabilidad con nuestros sueños, porque es verdad que allá afuera hay una horda de salvajes que lo devora todo, pero es la horda que hace muchos años viene gobernando.

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