Por:
Carlos Arturo Gamboa B.
Docente
Universidad del Tolima.
Un beso puede romper
la historia estancada que no ha logrado otros intentos de transformación.
Colombia en el
siglo XXI sigue instalada en el relato de siglos anteriores. La iglesia
católica aún ejerce un poder enorme sobre las masas y, en complicidad con la
clase dirigente, maneja las cuestiones de la vida cotidiana con la profilaxis
de la edad media.
Mientras en la
mayor parte del mundo temas como la diversidad sexual, el aborto, la eutanasia
y otros de ese corte, han dejado de ser tabú para involucrarse en la agenda del
modus vivendi de los ciudadanos, en
este extenso territorio seguimos regidos por las moralidades del único libro
sagrado-ideológico aceptado.
A este retraso
social se suma la proliferación de diversas sectas de cristianos, protestantes,
evangélicos y cientos de miles de negociantes de la fe, cuyo fin de lucro y
poder moldean el país como si estuviésemos en tiempos de Martín Lutero o de
las Bulas papales.
En este país de
mil tensiones, el beso entre Claudia López y su pareja Angélica Lozano, en el
momento exacto de la celebración histórica cuando por vez primera una mujer
llegaba a la alcaldía más importante del país por voto popular, ha roto el
espejo en el que se miraban los antiguos inquisidores. Parece que el país se
asomó en ese instante al siglo XXI.
En 1907 se filmó
en Argentina la película titulada “El sartorio”, según expertos es el origen
del cine porno. Muchos de los mojigatos que hoy condenan el beso de dos
mujeres, han degustado durante finales del siglo XX y este XXI, escenas de
mujeres en actos lésbicos. En sus mentes pacatas han soñado hacer tríos en
donde ellos se divierten con dos féminas. Se acepta en privado lo que se
condena en público.
Porno y poder son
un binomio que se articula al mundo moderno, pero se oculta porque los pobres
no pueden gozar de los placeres de los reyes, a no ser en el tiempo del corto carnaval.
El beso que
rompe la hegemonía simbólica, rompe también la tradición del poder. Fractura la
historia de las formas de gobierno e instala una nueva lógica en la cual los
“otros” también pueden gobernar.
Las voces de los
religiosos, amanuenses del poder, se rasgarán en este nuevo amanecer de la
historia colombiana. Ya no podrán salir con sus hordas fanáticas a linchar con
piedras a la nueva alcaldesa, pero harán todo desde sus entramados para impedir
que gobierne bien, que gobierne para todos. Ante el más mínimo error saldrán a
enarbolar sus banderas morales para instaurar el viejo orden.
Los medios
católicos, porque sus dueños son rezanderos de fines de semana y pecadores el resto
de los días, atacarán con furia las acciones que desde la alcaldía se emprendan
para tratar de posicionar un nuevo discurso en los cuales los excluidos, moral
y económicamente, sean autogestores de sus vidas.
Tengan cuidado,
nada más peligroso que los mojigatos y los políticamente correctos, son de la
misma estirpe y harán lo posible por detener una vez más la rueda de la
historia. Ya lo hicieron con Gaitán.
Un beso, quien
lo dijera, un beso ha sido el nuevo florero de Llorente.
"Se acepta en privado lo que se condena en público", Verdadero.
ResponderBorrarMi profe Carlos Gamboa, siempre tan acertado. Me indigna ver a los moralistas tachando de impuro un beso entre dos mujeres, pero alabando a genocidas
ResponderBorrarSoy de pueblo, soy resultado de amores escondidos bajo sábanas... crucé la acera y llegue a la gran ciudad, en la cual pueden al inicio deslumbrar los empinados edificios y anchas calles...el bullicio ensordecedor, el desorden el caos o vida de gran ciudad. Estos eufemismos pasan a ser invisibles cuando ves la verdadera cara de la gente, de esa Bogota de ahora, que es una Bogotá rebelde, una Bogotá diversa, que lucha, que sufre pero no sé conforma. Que ha adquirido una madurez tal que no se sorprende, sino que cree, recrea, reinventa ... espera y da a la vez. Aqui se gesta un nuevo pensamiento y actuar, de resistencia y Reexistencia. Gestada desde lo que es.. la diversidad, la oportunidad, la construcción conjunta...ay de aquel que crea que le meterá los dedos en la boca.
ResponderBorrarSoy de pueblo, soy resultado de amores escondidos bajo sábanas... crucé la acera y llegue a la gran ciudad, en la cual pueden al inicio deslumbrar los empinados edificios y anchas calles...el bullicio ensordecedor, el desorden el caos o vida de gran ciudad. Estos eufemismos pasan a ser invisibles cuando ves la verdadera cara de la gente, de esa Bogota de ahora, que es una Bogotá rebelde, una Bogotá diversa, que lucha, que sufre pero no sé conforma. Que ha adquirido una madurez tal que no se sorprende, sino que cree, recrea, reinventa ... espera y da a la vez. Aqui se gesta un nuevo pensamiento y actuar, de resistencia y Reexistencia. Gestada desde lo que es.. la diversidad, la oportunidad, la construcción conjunta...ay de aquel que crea que le meterá los dedos en la boca.
ResponderBorrarEstupendo este análisis, gracias Arturo.
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