Por: Carlos Arturo Gamboa B.
Docente IDEAD - UT
El pasado 21 de mayo la Universidad
del Tolima cumplió 74 años de fundada (1945), lo cual es una corta edad para
una Institución de Educación Superior, teniendo en cuenta que en Colombia las universidades
más antiguas son Santo Tomás (1580), Javeriana (1623), Colegio Mayor de Nuestra
Señora del Rosario (1653) y Nacional (1867). En este panorama, la Universidad
del Tolima es, en términos etarios, una adolescente.
No obstante, la memoria sobre el
quehacer del Alma mater de los
tolimenses es muy escasa, ambigua y sustentada por la tradición oral más que
por la tradición escrita. No son muchas las fuentes académicas respecto de su nacimiento
y conformación, más allá de algunos textos oficiales, unas reseñas poco
documentadas y las deficientes alusiones en los periódicos locales.
Las publicaciones internas, por lo
general seriadas, que la Universidad del Tolima ha producido durante estas
siete décadas, no están compiladas y se corre el riesgo de perder muchas de sus
referencias. Lo anterior quizás se deba a que no ha existido una tradición que
las conserve, lo cual es paradójico contando con programas como Historia y Comunicación
Social-Periodismo, desde donde se pueden potenciar estos ejercicios de
preservación.
Ahora bien, en ese sombrío panorama,
el libro de la docente, investigadora y actual decana de la Facultad de
Ciencias Humanas y Artes, la profesora Beatriz Eugenia Jaime Pérez, resulta de
una elevada importancia. Titulado Fragmentos
de memoria. Luchas, tragedias y vidas que forjaron la Universidad del Tolima,
el libro recoge los resultados de un proyecto de investigación cuyo fin central
es coadyuvar a la recuperación de la memoria de la única universidad pública de
la región. En palabras del renombrado historiador Hernán Clavijo: “(…) estamos
ante una cartografía social de la vida académica, intelectual, política, humana
y creativa e institucional, debidamente fundamentada con sus respectivos
territorios”. (2018, p. 20)
De esa manera, quizás el libro
inaugura en la UT una nueva forma de mirarnos a nosotros mismos, desde el saber
académico y la rigurosidad investigativa, pero yendo a las diversas fuentes
escritas y orales, que es la manera más eficaz de construir una mirada sobre el
pasado. Este texto, construido bajo la técnica periodística de la semblanza, se
centra en recuperar la vida de ocho personajes, siete de ellos protagonistas de
la vida universitaria en sus espacios académicos, culturales y políticos, y el
otro, nada menos que la misma Universidad del Tolima. Con ello se pretende:
“(…) recordar, rememorar. Al hacerlo traemos
el pasado y lo ponemos en diálogo con los recuerdos de los otros para
seguir construyendo futuro, pero sobre todo para explicar y comprender mejor
nuestro presente”. (Jaime, 2018, p. 41)
Cada uno de los personajes,
revitalizados en el libro, marca un momento y una tendencia de la vida
universitaria, explora en sus individualidades y teje espacios colectivos de la
comunidad. Los actores son escogidos desde una valoración de la importancia
“positiva” que ellos tuvieron en la construcción de una institución que, a
pesar de nacer en la mitad del siglo XX, se ha comportado muchas veces de
manera premoderna en su visión científica, cultural y política; por ello sus
testimonios son vitales para trazar los rumbos de estos agitados tiempos.
Sin intentar agotarlo todo, el libro
permite construir una mirada de caleidoscopio muy necesaria para los actores
que vivimos el trascurrir actual de la Universidad del Tolima, pero también
para la sociedad tolimense que en muchos escenarios desconoce el valor de una
institución que le ha permitido a millares de jóvenes del departamento y del
país, alcanzar niveles de formación superior.
Más allá de los señalamientos
acartonados que se tienen sobre la Universidad, recobrar su pasado permite
elaborar una serie de cronologías y sucesos que en gran parte explican el porqué
nos comportamos de ciertas maneras y quizás ayude a esclarecer los caminos que
debemos trazar para consolidarnos frente a los retos del porvenir.
Los nombres de María Magdalena
Echeverry, César Augusto Zambrano, Gustavo Adolfo Vallejo, César Augusto
Velandia, Edilberto Calderón, Gonzalo Palomino y Raúl Echeverry, pertenecen al
inventario ilustre de la universidad y Beatriz Jaime logra actualizar la
memoria con lo mejor de sus vidas, sus luchas y sus legados. No están todos lo
que son, faltarán algunos, muchos de ellos aún pernoctan el campus y desde sus aportes mantienen
viva la UT. Quizás falta el inventario de los antagonistas, esos que han
logrado llevar la Institución a la agonía, esa memoria también debe ser recordada
para que los errores no se repitan, pero ese no es el objetivo de este libro.
Beatriz Jaime escogió el camino de la
semblanza con tono positivo, con personajes que “hablan bien” de la historia de
la Universidad del Tolima, que se forjaron en medio de las carencias y las
contradicciones, esa es su apuesta. Hay otras tradiciones por contar, otros
sucesos que deben ser desempolvados, otros personajes que habitan el lado
oscuro de la historia y muchas más semblanzas que realizar; también por eso
este libro es valioso, porque deja esa invitación en el tintero. Todo aquel que
se diga miembro de la comunidad de la Universidad del Tolima debería leerlo,
los investigadores del campo de la historia tomarlo en serio y ojalá imitar
este gran esfuerzo que se hace por recuperar la memoria.
Una vez encontré varias cajas de
publicaciones institucionales abandonadas en las escaleras del Instituto de
Educación a Distancia, contenía cartillas, memorias, documentos de carácter
institucional y otro tipo de publicaciones. Al indagar acerca de este
desafuero, me dijeron que el nuevo director del IDEAD había ordenado “sacar esa
basura de su oficina”. Pude recuperar varios textos que conservo en mi
biblioteca personal, pero muchas publicaciones fueron a parar en manos de los
recicladores. Ese comportamiento ha sido recurrente en el actuar de la UT.
Por eso las 372 páginas del libro Fragmentos de memoria. Luchas, tragedias y
vidas que forjaron la Universidad del Tolima, merecen el tiempo de su
lectura y el disfrute de un lenguaje descriptivo, cuidado y sencillo, sin más
pretensiones que contarnos que la UT nació hace 74 años, que durante esas
décadas se han tejido mil historias y que estamos en tiempos de su maduración,
para lo cual recordar el camino recorrido es vital.
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