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Por: Carlos Arturo Gamboa B.
Docente
Universidad del Tolima
Ya son varios los actos públicos en los
cuales el gobernador del Tolima Óscar Barreto, sale a cobrar su papel como
adalid de las soluciones para la Universidad del Tolima, llegando, en el colmo
de su ansiedad, a olvidar que la Alma mater
de los tolimenses ha existido y existirá después de él.
Sería mezquino desconocer que el
actual gobernador ha desempeñado un papel importante en la recuperación fiscal
de la UT, advirtiendo que la situación financiera no está superada del todo.
Aún existe un déficit cercano a los 10 mil millones y, por lo tanto, se debe
continuar vigilante ante las medidas que se tomen. El aumento de las
transferencias del orden departamental son vitales para el futuro del proyecto
de la más importante institución de educación superior de la región, y en eso
el gobernador ha sido protagonista de primer orden.
No obstante, como decía Mark Twain,
no hay paraíso sin serpiente. En los eventos públicos el gobernador se ha
dedicado a hacer énfasis en que mientras otros protestan y hacen marchas que no
sirven para nada, él muestra resultados concretos. La emprende contra la
ideología, o con lo que él considera ideología, y va cayendo en un discurso
soso, revanchista, que lo aleja de la esencia del ser de la universidad pública.
Hay que recordar que el Óscar Barreto
que hoy se ufana de su trabajo por la Universidad del Tolima, es el mismo que en
su periodo de gobierno anterior (2008-2011) le dio la espalda, todo por un
asunto de ideología, esa misma que hoy afirma no existe. En ese entonces no
tenía los amigos y cercanos que hoy tiene en la administración de la UT, eso es
concluyente.
También es necesario recalcar que
como presidente del Consejo Superior Universitario, su deber es hacer lo que
hoy hace bien, ayudar a cuidar la UT. Pero eso no le da derecho a irse en lanza
en ristre contras las expresiones legítimas de una comunidad que durante los 70
años de existencia, ha luchado permanentemente por mantener vivo el proyecto de
formación superior más incluyente de la región, que hoy por hoy se consolida
como una Universidad de índole regional, pero con gran impacto nacional.
De esa manera, el gobernador buscando
ser reconocido por su trabajo en pro de la universidad, termina ampliando la
brecha que siempre ha separado la UT de la élite política regional. Desconocer
la lucha, la autonomía y la construcción de un pensamiento crítico que reivindica
la razón de ser de la universidad pública, lo pone al lado de quienes mezquinamente
han creído que lo público es un fortín de lo politiquero, como el anterior
gobernador, Delgado Peñón, quien terminó por pasarle cuenta de cobro a la UT y
sus amigos que allí gobernaban.
Señor gobernador Barreto, la
comunidad reconoce su gesto actual por contribuir a las soluciones
estructurales de la UT. Ojalá el Ministerio de Educación hiciera lo mismo y aumentará
las trasferencias del orden nacional. Pero hasta ahí va su labor, no insista en
desvirtuar el papel de docentes, trabajadores y estudiantes que han resistido
esta y muchas crisis más, sin dar su brazo a torcer, peleando contra gobiernos
departamentales y nacionales que desde su ignorancia han querido cercar las Instituciones
Públicas de Educación Superior. Mejor dicho señor gobernador, lo que hace con
las manos, no lo borre con los pies.
Apreciado profesor Carlos, saludo y celebro y agradezco que haya retomado el camino de la crítica sobre la admon.
ResponderBorrarLuego leo. Felicitaciones, me encanta que usted sea la voz que expresa el sentir de muchos. En la UDENAR, hay un profesor que le lee a usted y me comenta desde la perspectiva de la acción mediante la palabra. Es un docente de filosofía, se llama Manuel Martínez, es un cineasta y buen escritor, igual que usted. Luego hablamos.
Buen dia.
Elisa Pupiales