Por: Carlos Arturo Gamboa Bobadilla
1.
Malos vientos soplan de nuevo contra
el proyecto Salmón, revista
contracultural que durante más de una década ha alimentado el escaso espíritu
crítico de la Universidad del Tolima. Siempre enfrentada a los pírricos
presupuestos que las administraciones de turno destinan al fortalecimiento del
mundo cultural, la Revista Salmón ha
tenido que batirse a aletazo limpio contra los osos depredadores, sin importar
el color ideológico de sus garras. No se concibe que una expresión “distinta”
deba estar mendigando para sobrevivir, sobre todo cuando al observar el panorama
vemos que las expresiones estudiantiles escasean, y se apoyan acciones siempre
que estás conserven el discurso políticamente correcto, para que no afecte los
oídos sordos de quienes consolidan su poder comprado conciencias. No vale que
la revista sea anti-minera y la administración de turno se jacte de este
discurso, o que en sus páginas se formen estudiantes que garabatean angustias
existenciales y dramas de resistencia, cada semestre se hace más difícil
desovar.
2
Aun en contra de la corriente
desfinancia-peces, el próximo viernes 22 de noviembre, a las 6:30 PM; (una
buena hora para dejar de respirar), se llevará a cabo en la Universidad del
Tolima el lanzamiento del número 22 de la Revista
Salmón. Se hará un homenaje a un pez caído bajo las balas hechas del plomo
que le extraen a la tierra, el campesino Pedro César García.
3.
En la Universidad del Tolima se
celebró la fiesta de los graduados, acto que permitió conocer algunas personalidades
que han transitado por esta Alma Mater. En la editorial del “catálogo” de
graduados reconocidos, el rector afirma que: “Es importante que una comunidad tenga
conocimiento de las ejecutorias de sus integrantes”, lo cual comparto y me
permite preguntar: ¿Por qué la notoria ausencia de egresados del IDEAD?, ¿sólo
un miembro destacado en 30 años de existencia de la “facultad” más grande de la
Universidad del Tolima?, creo que el desconocimiento del impacto social del
IDEAD queda de nuevo al descubierto; además el ser reconocido como egresado no
debe implicar solo el ostentar muchos diplomas o cargos, apuesto más por la
fuerza creadora de muchos egresados de los programas del IDEAD que luchan en
las regiones por construir una sociedad más justa. Ellos son dignos de todo el reconocimiento,
así no aparezcan en los catálogos.
4.
Una curiosidad del evento de
egresados: En un volante que repartieron con algunas convenciones para que los
visitantes ubicaran su Unidad Académica, el IDEAD se identificaba con el color “verde
militar”. Eso eran otros tiempos del IDEAD, ¿cierto? Es que la semiótica siempre
permite descubrir algo más allá de lo que se observa a primera vista.
Otra curiosidad: La mayoría de
egresados que asistimos al evento somos funcionarios, profesores, catedráticos
y administrativos de la Universidad del Tolima, ¿será por eso que no nos
reinventamos? ¿Endogamia?
5.
Se siguen escuchando voces de totalitaristas
que claman mano dura contra las expresiones críticas de la Universidad del
Tolima. Se escuchan rumores que en un Consejo Académico el amo y señor de los
gritos pidió destitución de profesores contradictores. A este ritmo pronto
tendremos al procurador Ordoñez impartiendo clases de Constitución Política Colombiana
en la UT, traído por sus admiradores.
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