Amarillo profundo. Foto: Andrés Tafur |
Por: Carlos Arturo
Gamboa B.
1.
Anda circulando una carta de denuncia (que según el mismo correo
fue remitida al Consejo Académico) sobre unos procesos académicos
“supuestamente amañados” en la Facultad de Educación, de la cual transcribo
apartes:
El primer antecedente viene de la
maestría en educación la cual en manos del director de dicha maestría en
educación graduó en tiempo record y con tesis laureada a un estudiante de la
misma y que actualmente se desempeña como profesor asistente CVLAC del
departamento de psicopedagogía la universidad del Tolima. El segundo y mas
(sic) reciente violación al debido proceso curricular se dio en el programa de
pre-grado de licenciatura en educación física deportes y recreación con la
evaluación del proyecto de grado de dos estudiantes de dicho pre-grado ya que
son secretarios de su director o asesor de tesis el cual se desempeña como
director de maestría, el cual se encontraba como director de programa encargado
para las fechas del 18 al 30 de julio ya que la directora de programa titular
no se encontraba en la ciudad, dicho asesor de tesis y director de programa
encargado durante la fecha de VACASIONES (sic) del 18 al 30 del mes pasado que
“cito” (sic) al comité curricular para la definición del (sic) las fechas de
sustentación y la elección de jurados, sin citar a los profesores de planta,
comunidad académica universitaria ni hacer pública la sustentación del trabajo
de grado de los estudiantes de la Lic. En educación física deportes y
recreación. Las preguntas que surgen son muchas pero podemos iniciar preguntado
por qué nuestro dignísimo señor decano permite dichos delitos en contra de los
debidos procesos institucionales, porque (sic) un director de programa de
pre-grado y post-grado permite dichas irregularidades y porque (sic) incurre en
ellas de forma permanente, porque (sic) atentar contra el buen nombre del
programa y de la institución.
Ante estos sucesos cada vez más reiterativos cabe preguntar
¿quién ronda los decanos? ¿De qué manera podemos garantizar que estas
decanaturas no termine siendo epicentros totalitarios? Creo que, ante el
escenario de ingobernabilidad de la Universidad del Tolima, solo queda el
camino de fortalecer los procesos de veeduría de la comunidad educativa, el
cual debemos encarnar todos los sujetos universitarios. Esperamos que el
Consejo Académico revise y tome las medidas pertinentes para escalecer estos
hechos.
2.
Razón tienen los profesores y estudiantes que se pregunta por
qué la Facultad de Ciencias Humanas y Artes, en un Consejo de Facultad
extraordinario, decidió contratar un experto para que “dirija” la construcción
del Plan de desarrollo. Es inadmisible que sigamos
construyendo un sendero equívoco mediante el cual se niega la posibilidad de la
construcción colectiva, para reafirmar la imposición de la lógica de los
escritorios. ¿Hasta cuándo entenderán las directivas que solo escuchando la
comunidad se pueden tejer escenarios de confianza? El hoy decano, ayer cuando
era el único candidato prometía participación, pero al parecer solo le interesaba
sumar personas para sumar votos. Por eso el Proyecto
V y el Proceso Asambleario que
reclaman “mandar obedeciendo” siguen vigentes y es necesario que desde allí
ejerzamos el control político, para que no terminemos mirando desde la atalaya
cómo la FCHyA sigue el destino de Bonnie y Clyde.
3.
Colombia se mueve. Los sectores productivos ahogados por las
lógicas de un neoliberalismo ramplón no soportan más. Cafeteros, cacaoteros,
camioneros, trabajadores de la minería artesanal, arroceros, campesinos,
docentes, estudiantes y ciudadanos del común se suman a un reclamo histórico.
¿Y mientras tanto la universidad qué hace? ¿Será posible convocar a una mirada
profunda de la realidad para que la academia no siga siendo un ente inanimado
ante la multitud de problemas sociales que debemos ayudar a solucionar? Es
increíble ver cómo los currículos de los programas de economía, para poner un
ejemplo, siguen empeñados en trasmitir las manidas tesis de la globalización y
el neoliberalismo sin atisbar la realidad. Invitamos a los profesores,
administradores del currículo y estudiantes a que den una paseo por los
entornos de esta sociedad en crisis a ver si se les ocurre algo, porque existe
un mundo más allá del seudo-narrado por el periódico Portafolio.
4.
Tuvo gran acogida el concurso abierto para proveer plazas de
docentes de planta en la Universidad del Tolima. Esperamos total transparencia
en los procesos de selección. Preocupa el hecho de que no exista un Manual de
Asignación de Puntajes en el CIARP, porque los evaluadores de hojas de vida no
podrán confrontar sus dudas con un derrotero institucional. La ausencia de un
manual crea vacíos y ante los vacíos los amañamientos cobran protagonismo.
Estaremos atentos.
6.
Al parecer el Consejo Académico por fin solucionó el caso de
la profesora Clara Padilla, adscrita a la Facultad de Educación, a quién el
decano y su séquito le querían negar un derecho adquirido. ¿Por qué para unos
es tan fácil que les respeten sus derechos, mientras otros deben recurrir a
todas las instancias? Eso es lo que se llama inequidad.
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