Por: Álvaro Ríos
Docente Instituto de Educación a
Distancia. CAT Bogotá
En estos días de
cuarentena, en los que a través de cadenas de WhatsApp se reivindica la
importancia del aula presencial de clase como elemento vital en el aprendizaje
y como aquello que añoran los estudiantes en su situación de encierro, vinieron
a mi mente algunas líneas que recordaba de un texto de Jean Francois Lyotard titulado
La condición postmoderna. En este texto, Lyotard afirma que sólo desde
la perspectiva de la modernidad el reemplazo de enseñantes por máquinas podría
parecer injusto o incluso intolerable. Han pasado casi treinta años desde esta
afirmación y hoy, en nuestro presente marcado por el COVID-19, compruebo más
que nunca que Lyotard tenía razón: los profesores podrían llegar a ser
reemplazados por máquinas.
El profesor hoy día no es
indispensable como actor de legitimación del Estado y sus políticas, como se
concebía en la modernidad. Incluso, se podría pensar que su razón de ser es, si
acaso, la de ser crítico y contestatario, lo cual implica ya un distanciamiento
sustancial de la concepción moderna del maestro. Hoy, como vislumbraba Lyotard,
quizás el maestro no es indispensable en el aula de clase. Hoy no solo se
cuenta con infinidad de herramientas para favorecer los encuentros virtuales,
sino que también los estudiantes, autónomos y deseosos de aprender y conocer, tienen
a la mano muchas plataformas que ofrecen posibilidades de conocimiento que en
muchas ocasiones no requieren la mediación de un profesor.
Aristóteles comienza su
metafísica diciendo que todos los hombres desean por naturaleza saber y
conocer. Un estudiante investigador con esta característica, porque parece no ser
característica de todos los estudiantes, tiene acceso a cualquier cantidad de
información a la que puede acceder sin poner un pie fuera de su casa, así como
a películas, libros, enciclopedias digitales, museos, tutoriales y plataformas
como YouTube entre otras. Incluso, es posible acceder sin costo a las mejores
ediciones de algunos libros en formato PDF. En ese sentido, más importante que
la presencialidad, se hace necesario capacitar a los estudiantes en el manejo
de la información y garantizar el buen acceso a la misma a través de un buen artefacto y una buena
conexión de internet.
En este escenario de
pandemia mundial y gracias a la necesidad de buscar alternativas virtuales para
trabajar con los estudiantes del IDEAD, en la Universidad del Tolima, y con
estudiantes de secundaria de un colegio distrital en Bogotá (donde soy profesor
de tiempo completo), conocí y aprendí a usar herramientas como Google Meet. Las
posibilidades que ofrece esta herramienta para hacer una clase con todos los
recursos que se usan en una clase presencial (como exposiciones, interacción y
discusión grupal) me hicieron entender el planteamiento del filósofo francés.
No es que en los últimos años no hubiéramos usado las TIC, pues siempre han
sido útiles los correos, las redes sociales y los blogs; es que estoy
convencido de que la coyuntura hace evidente que trabajar y asesorar a los
estudiantes se puede hacer sin necesidad de reunión presencial, lo cual no
implica desconocer la importancia de los procesos de socialización que ofrece
lo presencial.
Las universidades y los
colegios, en donde hay más rezago, irán entrando poco a poco a estas
alternativas de ofrecer a los estudiantes cursos a través de plataformas
virtuales como las que ofrecen muchas instituciones en la actualidad, con cursos
en donde la mediación docente es mínima, ya que todo está programado para que
no se requiera el docente. En este sentido, me llama la atención los cursos que
ofrece la UNAM en México en su plataforma aprendo+, cursos que están dirigidos
a miles de personas y en donde usted puede estudiar y adquirir certificaciones,
sin entrar en contacto con ningún profesor, ya que todo se da a través de
procesos estandarizados informáticamente, lo cual puede ser un poco inquietante
para el medio y para el oficio de la docencia. ¿Podremos ser reemplazados por máquinas?
Las máquinas no se cansan, están disponibles las 24 horas y se puede repetir
una y otra vez la lección sin que nadie le recrimine nada, no te gritan, no te
discriminan. Realmente si es o puede parecer bastante inquietante todo esto, ¿qué
nos deparará a los docentes el futuro? Seguramente reinventarnos y seguir
haciendo de la escuela y nuestras aulas de clase (físicas o virtuales) espacios más llamativos y
motivantes para los estudiantes.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderBorrarEn todo contexto educativo prima la inteligencia humana como su artífice, por lo que de antemano es el individuo quien le concibe, gesta, apropia, desarrolla, disputa, ofrece, demanda, degrada o enaltece. Es la mente creativa y creadora la que prevalece.
ResponderBorrarSi bien es cierto, la virtualidad hace del aula de clases un concepto informatico y tecnológico, también es cierto que estos sistemas operativos e informáticos dependen de la mente humana, (por ahora) la búsqueda del conocimiento nos encuentra en dos paralisis, la primera como forma de aprencion del mismo en el cerebro, y la segunda como función para crear más conocimiento ( investigación).
ResponderBorrarLas universidades y todo aquel establecimiento educativo que propenda por impartir conocimiento a toda persona necesita de docentes, no obstante, hay que tener en cuenta que el proceso de construcción y abstención del mismo, también se desprende de una construcción colectiva, que en muchas ocaciones el profesor direcciona.
Es ese proceso colectivo de formación que la virtualidad nunca podrá suplir, en mi área el derecho se dice que los abogados van hacer remplazados por maquinas. Lo mismo por todas aquellas profesiones, estamos muy a la ligera mientras tanto el internet no ha sido capaz de demostrar la enseñanza colectiva.
La autodenomino enseñanza porque para el proceso de aprendizaje se necesita la gesticulación, la interpretación personal del profesor, los debates con los propios compañeros, la argumentación, que aunque las TIC han tratado de simular por medio de foros virtuales, vídeo conferencia, todo en línea, el problema es los contactos, contenidos personalizados que ventilan las aulas de clase, los chistes, todos aquellos actos que permitan la socialización tanto de la humanidad, como de la búsqueda de la verdad.
Interesante lo planteado por Cristian,
ResponderBorrarLo que veo es que el tema es bastante polémico, pero de eso se trata de discutir y analizar, no importa que sea a través de este medio virtual.
Ha sucedido muchas veces en la historia, cuando un un nuevo invento lleva cuestionar lo preexistente. Se pensó que la fotografía iba a sustituir la primera pintura, y la pintura tuvo que buscar nuevos lenguajes. Se pensó que el ebook iba s reemplazar al libro tradicional, y lo que ha sucedido es que conviven los dos medios de lectura. Así, considero que el docente deberá cambiar en muchos aspectos pero siempre seguirá siendo la referencia última. Ahí es donde debe aflorar que no es un simple transmisor de información sino más bien quién puede enseñar a descubrir todas las implicaciones e intenciones tanto de nuestros enunciados como de nuestros actos, si, oratoria, ética, discursividad, todo eso no se puede transmitir al 100 por 100 a través de una videoconferencia. El componente humano siempre debe estar presente en un proceso que se considere formativo de la persona. Siempre debemos tener presente que nos sólo información lo que se transmite en una clase. Con adultos desde luego que es comprensible preferir el ordenador, pero con una persona aún por madurar siempre vendrán bien la guía de un docente. Gracias
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