Estudiante
de Licenciatura en Lengua Castellana – IDEAD
Centro de
Atención Tutorial KENNEDY
En tiempos difíciles la palabra es el arma mágica más
poderosa que existe. Transitamos en períodos y espacios de crisis donde se
atraviesan situaciones que pueden incluso acabar con nuestra vida y/o la vida
de nuestros seres queridos, llámense familia, amigos, conocidos o desconocidos
que forman parte de nuestro mismo suelo. Lo que nos queda como opción es lo
mismo que la naturaleza obliga a los animales cuando se da un respiro, hibernar
como un mecanismo de defensa utilizado para la protección que nos resguarda de
condiciones adversas. Hay formas extrañas de devolver el equilibrio al planeta.
Sin embargo, buscando nuestra protección el tiempo no se
detiene y las obligaciones económicas, familiares y sociales no cesan ni quedan
pasmadas, enfrentamos un bárbaro dios apoyado por cronos. Urge flexibilidad
social, entendimiento, alteridad y responsabilidad.
Entonces, se nos obliga a ser más conscientes de nuestros
actos, a entender que debemos cuidar nuestro entorno, a valorar a las personas
que nos rodean e incluso aprovechar para abrazar, mimar y sentir, disfrutar de
un buen café en la mañana, de una interesante película, de una compañía
inigualable. Y aún más, de recordar el verdadero significado de los momentos,
pues todo lo material pierde su valor y lo único que importa es la familia,
significado que hemos olvidado por el afán que nos trae el día a día, los excesos
de trabajo y un sin número de elementos que le roban atención a lo más
importante.
Soy estudiante de la Universidad del Tolima en el
Instituto de Educación a Distancia, nuestro modelo de educación permite la
flexibilidad para la adquisición de conocimientos y es por eso que el IDEAD
debe estar armado de una planta de docentes que entiendan las situaciones en
los diferentes contextos. Muchos de los estudiantes que hacemos parte de este
proyecto, que por cierto ha impactado a nivel nacional y que busca innovar la
educación llevando la formación superior a todos los rincones del país en donde
más se necesita, no contamos con todas las herramientas que en este arduo
momento se nos exige. Aunque no deja de ser importante la academia, prima
nuestra salud y la responsabilidad social que tenemos como nación.
Alguna vez durante clase un profesor dijo ´´los docentes
somos un ejército´´ y eso siempre lo tengo en mi pensamiento, marcó mi manera
de pensar. He estado en esos encuentros mediados con algunos docentes y quiero
públicamente hacer un reconocimiento y entregarles mi admiración total, porque
sé que están trabajando mucho más, horas que me imagino no se ven reflejadas en
sus cuentas. Incluso duermen pocas horas, dejan de lado sus obligaciones para atender
estudiantes y, sin embargo, lo hacen con la mayor de la disposición porque
poseen algo importante para superar esta crisis, compromiso.
Sé también que no ha sido fácil para ellos, la mayoría,
que llevan años en unas aulas de clase tratando de cambiar pensamientos con
charlas catedráticas y pasar a estar detrás de una pantalla requiere de
repensarse una y mil veces, sentarse a estudiar las tecnologías que nosotros
como estudiantes millennials conocemos
y manejamos a la perfección.
También es cierto que tengo prohibido generalizar, soy
estudiante y a la vez docente, puedo opinar desde las dos posiciones que,
aunque diferentes, se alcanzan a parecer un tanto. Desde la mirada estudiante
quiero, queridos docentes decirles que no ha sido nada fácil porque, aunque
manejamos la virtualidad un poco mejor algunos o cuentan con las herramientas ideales
de trabajo, con datos o internet o simplemente hay compañeros que residen donde
si no se asoma el agua, imagínese la red de internet. Hay estudiantes que están
desistiendo de estudiar por el hecho de que se sienten entre la espada y la
pared pues la respuesta es lógica cuando en la casa se dice: o se come o se
estudia y entre la papita y una factura de internet, no nos vamos a dejar morir
de hambre.
En este orden de ideas, apuran docentes espontáneos,
capaces de reaccionar con confianza ante cualquier acontecimiento, tanto o más
creativos que la naturaleza misma del aprendizaje, enfocados en motivar a sus
estudiantes a ser más humanos cada día, con su ejemplo, para que conozcan la
importancia de la curiosidad, de sorprenderse con lo más simple y desde allí
enseñar en y para la vida, que resuelvan dificultades con lo mucho o poco que
tienen a su alrededor o que simplemente se ingenien alternativas.
Es hora de repensarse, hora de dejar de enseñar bajo la
virtud de ´´la autoridad´´ y no aplicar la función homologativa de la
evaluación que parte de primicia de que todos y todas están bajo las mismas
capacidades de responder porque son conocedores de las mismas experiencias. Y
si usted es uno de los docentes que viven quejándose de los estudiantes y sus
bajos niveles, déjeme expresarle que yo me quejo de docentes que no están
preparados para crear alternativas educativas en escenarios de alta
transformación como el actual.
Hago un llamado a la sensibilidad y a la innovación de
los formadores, docentes de docentes, que enseñan con sentido y vocación, para
que apunten a la búsqueda de estrategias que nos permitan acceder a muchos de
los conocimientos que ustedes ya poseen, es importante que sigamos nuestra
preparación. Ilícito es olvidar las aulas, virtuales o no, como sinónimos de
trasformación social y ustedes docentes como gestores de cambio.
El poder lleva años formando los ejércitos equivocados,
creando armas y levantando muros, los doctores y los docentes hoy son “los
soldados” y con valentía están enfrentando nuevos retos. El grito a la
conciencia lo inician ustedes con responsabilidad, amor y compromiso. La
victoria se verá reflejada cuando salgamos de esta pandemia siendo más humanos.
El compromiso entonces se torna mutuo, y es que docente no es sin estudiante...y estudiante motiva la presencia del docente.Una diada que debe visualizarse en estos tiempos de crisis como potencial para reflexionar sobre lo que nos está pasando como humanidad y, caminar juntos en alternativas sobre lo que nos deviene.
ResponderBorrarEs un buen escrito, una voz sincera que vale la pena escuchar.
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