Por:
Carlos Arturo Gamboa B.
1.
Hace unos días
rondó por los auditorios de la UT el señor Carlos Medina Gallego, profesor de
la Universidad Nacional, un auto-declarado anarquista que al parecer no lo es tanto.
El profesor fue “traído” a un conversatorio sobre conflicto y universidad
pública y, según los testimonios de quienes asistieron, se despachó a
calificar la vida universitaria como lo
haría cualquier tecnócrata. Quise escuchar el audio de la conferencia pero fue
retirada de la página de la emisora TURadio, espero que no haya sido una orden
del “gran herman-o” ¿o sí? Lo cierto es que el profesor anarco-conferencista
terminó afirmando, irresponsablemente, que la Universidad del Tolima es la olla
más segura del país. ¿Cuánto le pagarían al profe Medina por decir lo mismo que
hace un año dijo el comandante de la policía metropolitana de Ibagué y que el
director de la ODI afirma cada vez que puede? Al menos estos dos últimos no
cobran por decirlo.
Al profesor
Medina lo conocía por un libro titulado Al
calor del tropel, referente de la lucha universitaria y la defensa de la
Universidad Pública. Lo que se critica de su discurso versión 20.14 es que
parece que ahora habla “al calor de los viáticos”, mejor dicho, esto fue un chiste
gallego.
2.
Varios sucesos
han vuelto a poner como epicentro del debate a la Facultad de Ciencias Humanas
y Artes. Los pocos avances en la reconstrucción de la ruta de la Facultad con
mayor proyección (al menos numérica) de la Universidad del Tolima, la falta de
consolidación de procesos de participación real que desde un principio fue
derrotero cuando el rector Herman Muñoz desconoció el proceso asambleario
anterior a las elecciones; el poco tacto del señor Decano Germán Calderón,
quien ha impartido insultos a diestra y siniestra, sin que se escape el mismo
rector quien aportó, a través del Vice-académico y otros “busca votos” buena
cantidad de sufragantes autómatas en su campaña.
Lo cierto es que
lo retos de la Facultad son enormes y las salidas no se vislumbran, porque la
terquedad no es argumento. Ojalá cuando inauguren la nueva catedral en donde
sesionarán, veamos humo blanco.
3.
Cada vez llegan
más quejas a la Asociación Sindical de Profesores. Los temas múltiples:
desconocimiento de los derechos de los catedráticos, a muchos le quitan las
cátedras sin ni siquiera dignarse a informarle al profesor que “no va más”,
profesores de planta acosados por el régimen de “todo se castiga” encabezado
por los abogados que asfixian la academia con regulaciones obtusas, falta de elementos para el ejercicio
académico, miles de promesas vicerrectoriales y poco cumplimiento. La mayoría
de profesores se pregunta en dónde está esa cacareada expresión de “excelencia
académica”.
A este ritmo de
quejas nos tocará abrir una carrera de psicoanálisis
sindical para poder atender a tanto profesor abrumado, desmotivado y
acosado. Bueno también podemos recuperar la dignidad profesoral y movernos,
caminar las ideas y defender la universidad pública. Necesitamos unir saber y
lucha.
4.
Han aparecido los
cazadores de votos perdidos. Se aproximan elecciones a egresados, estudiantes y
profesores al Consejo Superior Universitario, y como si se tratase de una
radiografía del departamento del Tolima, se han visto a los “gamonales de
oficinas” llamando a sus votantes para perpetrarse en el poder. Lo peor de todo
es que con ese modelo de seudo-democracia que rige el gobierno universitario la
única salida es la transformación o la resignación. No puede ser posible que el
representante de los profesores nunca nos haya dado siquiera un informe, que el
representante de los estudiantes sea una especie de mito universitario que a
veces dicen ver en el campus, y que
el representante de los miles de egresados vuelva a ser elegido por 10 sujetos,
como si se tratase de una secta más cerrada que el papado.
No queda otro
camino, o transformanos o resignarnos.
5.
Los catedráticos
y docentes de planta de la Universidad del Tolima debemos defender nuestro
territorio con dignidad, no es posible que cada vez se fortalezca más ese
enfoque administrativista, que los recursos se gasten en mejorar procesos que
solo empeoran y que el déficit académico aumente; que el gran proyecto del 2014 sea cemento y más cemento. Decía Confucio que “quien volviendo a hacer el camino viejo
aprende el nuevo, puede considerarse un maestro”, pues nos tocará apelar a
esa experiencia de vida y preguntarnos de nuevo: ¿En dónde están nuestros
derechos? ¿En qué lugar del camino dormita nuestra dignidad? Volvamos por el
camino viejo de la solidaridad y recuperemos ese título de maestros.
Y si no me creen,
miren lo que dice Noam Chomsky sobre el proyecto de universidad global y de
mercado, camino que los ideólogos del poder quieren establecer en la
Universidad del Tolima:
Contratos
inestables, profesores temporales, flexibilización laboral, sobrecarga de
trabajo, salarios injustos, escasa participación de la comunidad universitaria
en la toma de decisiones, aumento de puestos administrativos y burocráticos,
autoritarismo y exclusión, jóvenes sometidos a la presión de los créditos y las
deudas, cursos superfluos, precios cada vez elevados, estudiantes que se
limitan a tomar apuntes y a recitarlos de manera literal a la hora de la
evaluación. Todo esto sucede cuando las universidades se convierten en
empresas, como ha venido ocurriendo durante las últimas décadas, cuando el
neoliberalismo ha ido tomando por asalto cada una de las dimensiones de la
vida.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Exprese su opinión, este es un sitio para la argumentación