Por:
Carlos Arturo Gamboa
Las fechas son simples
argucias de aquellos cuya fe ciega en el tiempo les atormenta; y hoy, 23 de
abril, es otra de esas fechas. Muchos recuerdan hoy que existe un idioma
llamado castellano, unos para clamar que las nuevas tecnologías lo están
acabando, otros para invitar a leer un insoportable libro de auto-superación y
algunos, como la mayoría de docentes de lengua castellana, para poner a sus
estudiantes a realizar trabajos inanes.
Aprovecho la fecha para
recordar que en las instituciones educativas poco a casi nada cambia cuando de
fechas se trata, porque no hay nada más estólido que una institución educativa.
Antes de que Gabriel García Márquez fuera premio nobel, en las escuelas y
colegios se celebraba el día del idioma dibujando pancartas de Miguel de Cervantes
Saavedra, pancartas en donde aparecía la imagen del manco de Lepanto (eso lo
aprendí leyéndolas u obligado a hacerlas) y su biografía, extraída de
cualquiera de esas cartillas de guía escolar, ahora reemplazadas por Wikipedia.
El colmo de la originalidad consistía en dibujar el demacrado Quijote y el
abultado Sancho. Algunas instituciones aprovechaban para convertir el día en
semana del idioma, y terminábamos parados frente a la filas de estudiantes
asoleados, recitando sonetos de Quevedo o haciendo parodias del Duelo del mayoral, que los docentes
solían (y suelen) confundir con poesía. Las profesoras de estética diseñaban
extrañas dramatizaciones moralizantes en donde los estudiantes, muertos de pánico,
tenían que enfrentar la burla disimulada de sus compañeros. No faltaban las
mímicas para darle cabida a la rubia con proyecto a futuro de modelo, imitando
a Yuri y su Maldita primavera, o al
muchachito precoz que ya anticipaba el paso lunar de Michael Jackson.
Algunos de esos días
eran bastante alborozados para los muchachos y extrañamente coincidían con los
torneos de microfútbol, pero el encanto era destrozado por la izada de bandera
en donde siempre aquel que se había torturado aprendiendo algún fragmento del Mio Cid era premiado. En esa semana
pasaba casi de todo en las instituciones: danzas folclóricas, charlas sobre la
importancia de la tilde en las palabras esdrújulas, discursos religiosos del
capellán sobre el verbo, no sobre el sustantivo, niñas disfrazadas de hadas
madrinas embardunadas con el labial de su orgullosa madre, niños escenificando
el siempre tema de Rin-Rin Renacuajo
cuyo valor narrativo era considerado poesía por los despistados docentes,
concursos sobre canto (los reality en Colombia son tan antiguos como la
ausencia de concepción estética en los docentes). En fin, pasaban muchas cosas,
lo que casi no pasaba por los colegios la semana del idioma, era la literatura.
Después de 1982, cuando
Gabo se inmortalizó la cosa cambió radicalmente. Ahora las semanas del idioma
se llenaron de pancartas en donde deslumbra su bonachón bigote y la lista de
las obras literarias que casi nadie ha leído, pero que todos consideran de un
realismo casi mágico; fue así como Cervantes cedió terreno, lo que si no ha
cedido terreno es el resto del espectáculo inane. Por eso considero que las fechas
son simples argucias de aquellos cuya negación del tiempo les atormenta, como
a mí.
No faltaban las mímicas para darle cabida a la rubia con proyecto a futuro de modelo, imitando a Yuri y su Maldita primavera, o al muchachito precoz que ya anticipaba el paso lunar de Michael Jackson. Estos prototipos de realiti ya son un hecho o sea un sueño hecho realidad gracias a los medios; tenemos como máximo orgullo: yo me llamo y Colombia tiene talento; por si fuera poco la diva de las divas Amparo Grisales acepto la modesta invitacion, alli la tenemos una sencilla pero al fin y al cabo muestra del eterno letargo en que ha vivido Colombia a través de toda su historia alimentada de quimeras. Ilusos, eso sí con la disposición de miles de idiotas útiles dispuestos al hazmerreir saltinbanquis, badulaques listos para el espectaculo. Así esta anciana lujuriosa octogenaria es el cruel reflejo del eterno presente pasado de imbecilidad en que vive Colombia.
ResponderBorrarAlexander Yate Yate
profesor te falto que este año se conmemoran 100 años de la muerte de Rafael Pombo, y que estta dando mucho de que hablar y recordar
ResponderBorrarThis is my first time pay a visit at here and
ResponderBorrari am truly impressed to read all at one place.
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