Por: Carlos Arturo Gamboa
Hace solo algunas horas conversé sobre la navidad con uno de esos amigos que se asoman por las ventanas rixomáticas de Facebook. Me preguntó qué opinión tenía acerca de la navidad y le expresé claramente que más allá de tener tiempo para reunirme con los familiares y amigos, departir un buen vino y poder vivir sin la presión de los horarios de oficina, el resto me parecía el mejor negocio del capitalismo basado en el consumo. Entonces empezó a lamentarse de mi poca sociabilidad. Para su argumentación me dijo que le encantaban las luces, le dije que ese derroche de energía no era más que otra amenaza para el planeta. Abogó por los viajes, le expresé que el 80% de los colombianos no salen de vacaciones, su ingreso no se lo permite. Trató de sobornarme con el slogan de los regalos, le dije que muchos padres de familia padecen ese ritual y la mayoría se sienten frustrados y se deprimen por no tener como “satisfacer” los deseos mercantiles de sus hijos. Me habló de la espiritualidad, le acepté su argumento pero le pedí que mirara a su alrededor, porque como yo entiendo la espiritualidad, ella tiene que ver con la felicidad de todos, no con la de unos pocos, y no hay felicidad cuando observo un país inundado, lleno de gente desplazada, millones de desempleados que no tendrán lo más mínimo en estas festividades, cientos de desaparecidos, millones empuñando las armas contra otros millones y mientras tanto la gente se aglomera en las grandes superficies y se somete al mundo del mercado, buscando entre las tiendas y locales un instante de fe-licidad. Fue entonces cuando me dijo: Hermano, su discurso es trasnochado. Luego se desconectó. La virtualidad tiene esa magia, te puede dejar en limbo de la comunicación.
Quise encontrarlo de nuevo en las catatumbas de la red para preguntarle sobre el sentido exacto del calificativo, pero creo que salió de compras. Y como no lo he hallado desde entonces quiero contarle que leyendo una entrevista que Boris Guzmán le hace a Noam Chomsky y que está publicada en la Revista Malpensante, encontré una respuesta más convincente (mi amigo desconfía de los académicos locales). Sólo trascribo la pregunta y la respuesta:
A los 82 años usted sigue denunciando y luchando. Dígame, ¿qué lo mantiene activo y en qué cree? Este verano tuve la oportunidad de presenciar algunas luchas de gente que encara enormes amenazas y peligros en diferentes partes del mundo: campesinos y pueblos indígenas en Colombia, palestinos en campos de refugiados del Líbano, kurdos en el sudeste de Turquía. Y también pude unirme brevemente a aquellos que desde una posición relativamente privilegiada se entregan a esas causas. Ésas son más que razones para mantenerme activo y creer en la esperanza de un futuro mejor.
Amigo, sin querer encontré en Chomsky una respuesta más elaborada para tu calificativo. La verdad te iba a contestar que decirle “trasnochado” a un discurso que propende por la igualdad y por un mundo mejor, sólo era síntoma de una gran ceguera debido a las luces navideñas. Pero ahora me doy cuenta que no son las luces las que te ciegan, es que vos, igual que cientos de hombres honestos, trabajadores y confiables, viven en su burbuja de inmediatez y ante la imposibilidad de un mundo mejor, se resignan con el que tienen. No es ceguera mi querido amigo, es que aún te faltan muchas cosas por ver.
Diciembre 23-2010
Hace solo algunas horas conversé sobre la navidad con uno de esos amigos que se asoman por las ventanas rixomáticas de Facebook. Me preguntó qué opinión tenía acerca de la navidad y le expresé claramente que más allá de tener tiempo para reunirme con los familiares y amigos, departir un buen vino y poder vivir sin la presión de los horarios de oficina, el resto me parecía el mejor negocio del capitalismo basado en el consumo. Entonces empezó a lamentarse de mi poca sociabilidad. Para su argumentación me dijo que le encantaban las luces, le dije que ese derroche de energía no era más que otra amenaza para el planeta. Abogó por los viajes, le expresé que el 80% de los colombianos no salen de vacaciones, su ingreso no se lo permite. Trató de sobornarme con el slogan de los regalos, le dije que muchos padres de familia padecen ese ritual y la mayoría se sienten frustrados y se deprimen por no tener como “satisfacer” los deseos mercantiles de sus hijos. Me habló de la espiritualidad, le acepté su argumento pero le pedí que mirara a su alrededor, porque como yo entiendo la espiritualidad, ella tiene que ver con la felicidad de todos, no con la de unos pocos, y no hay felicidad cuando observo un país inundado, lleno de gente desplazada, millones de desempleados que no tendrán lo más mínimo en estas festividades, cientos de desaparecidos, millones empuñando las armas contra otros millones y mientras tanto la gente se aglomera en las grandes superficies y se somete al mundo del mercado, buscando entre las tiendas y locales un instante de fe-licidad. Fue entonces cuando me dijo: Hermano, su discurso es trasnochado. Luego se desconectó. La virtualidad tiene esa magia, te puede dejar en limbo de la comunicación.
Quise encontrarlo de nuevo en las catatumbas de la red para preguntarle sobre el sentido exacto del calificativo, pero creo que salió de compras. Y como no lo he hallado desde entonces quiero contarle que leyendo una entrevista que Boris Guzmán le hace a Noam Chomsky y que está publicada en la Revista Malpensante, encontré una respuesta más convincente (mi amigo desconfía de los académicos locales). Sólo trascribo la pregunta y la respuesta:
A los 82 años usted sigue denunciando y luchando. Dígame, ¿qué lo mantiene activo y en qué cree? Este verano tuve la oportunidad de presenciar algunas luchas de gente que encara enormes amenazas y peligros en diferentes partes del mundo: campesinos y pueblos indígenas en Colombia, palestinos en campos de refugiados del Líbano, kurdos en el sudeste de Turquía. Y también pude unirme brevemente a aquellos que desde una posición relativamente privilegiada se entregan a esas causas. Ésas son más que razones para mantenerme activo y creer en la esperanza de un futuro mejor.
Amigo, sin querer encontré en Chomsky una respuesta más elaborada para tu calificativo. La verdad te iba a contestar que decirle “trasnochado” a un discurso que propende por la igualdad y por un mundo mejor, sólo era síntoma de una gran ceguera debido a las luces navideñas. Pero ahora me doy cuenta que no son las luces las que te ciegan, es que vos, igual que cientos de hombres honestos, trabajadores y confiables, viven en su burbuja de inmediatez y ante la imposibilidad de un mundo mejor, se resignan con el que tienen. No es ceguera mi querido amigo, es que aún te faltan muchas cosas por ver.
Diciembre 23-2010
Profesor la navidad solo es un truco mercantil para desangrar los ingresos de la familias mundiales, de todas formas las visiones y las costumbres son históricas y tradicionales lo único sabio que hago es sentarme y tomar whisky hasta que el mundo cobre un sentido. Buen texto tiene algunas apreciaciones que comparto.
ResponderBorrarprofe ya le envié el trabajo final del modulo al correo. De todas formas por este medio le envió el link del trabajo.
http://opiohipertextual.blogspot.com/
Att Daniel Martinez
Diplomado en didácticas
éxitos
Interesante texto con un buen final. Ahora bien, en cuanto al contenido debo decir que el autor no tiene en lo más mínimo ese hermoso espíritu navideño que une a los que están separados, a pesar de traicionarse todo el tiempo. De igual forma, no puede ver lo hermoso en medio de la bazofia, le falta mucho para entender que si esta lleno, para qué pensar en los demás, al fin y al cabo la vida en navidad es un antro de paz y regocijo momentáneo o como lo diria una inquitutora de cuyo nombre no quiero acordarme "Un espacio de ovasión" les quedare debiendo el nombre de la activista.
ResponderBorrarPor si fuese poco, da tristeza que a éste pobre hombre no se le den las cosas navideñas, que no disfrute de aquellas lucecitas que representan los impuestos de los ingenuos que babean con su brillo y se toman fotos con las mismas...
Al mismo tiempo, no deja de ser cruel que el tutor al parecer no se preste para ir de compras o a vitriniar que llaman y porqué no, comprarse un pantalón diesel o unas paupérrimas Nike o las humildes adidas en fin, todas esas marcas que hacen parte de la felicidad humana en especial de los que no ganan ni para pagar un arriendo, pero que tienen que gastar para que sus hijos vean el amor tan grande que tiene esa madre o ese padre pobremente ampuloso.
Imagino además que el escritor ni siquiera hará parte en la reunión de ese invento fantabuloso de un guambito nacido en un pesebre que trae regalos y que lucha por ganarle el puesto al viejito barrigon y con la panza de mulero...
Como siempre no faltan los comentarios argumentando que todo hace parte de ese afán mercantilista que nos están llenando de sus porquerías y demás, pero a la media noche los comentaristas también estarán esperando su regalito en lo poco que queda del arbolito roído por los ratones.
Por eso sho no pienso escribir nada negativo sobre esta fecha tan maravillosa, ideal para gastarse hasta el ultimo peso y estar aullando como un mendigo perro encerrado en enero; no, sho no pienso escribir que algunos se consuelan con dar un regalo costoso para tapar sus faltas o para no brindar un verdadero regalo basado en lo intangible; no creo que en mi mente después de ver a más de uno desangrar su economía, se pueda colar una extraña nausea que marea y fastidia cual embarazo en sus primeros días.
Tan sólo escribiré "QUE VIVA LA FIESTA"
profe de muchos de los escritos que realizas; este en verdad me gusto, es la verdad que muchos no queremos ver, de un mundo y de una sociedad a la que solo le importa el $$$$.
ResponderBorrarun "espiritu navideño" o mejor comercial que pretende que dejemos todo nuestro dinero en juguetes y ropa, luces etc
definitivamente no es un discurso trasnchado
Buen dia profe, me llamó mucho la atención su texto pues son pocos los seres que reflexionan en torno a algo tan comun pero tan perjuidicial como este tipo de festividades. La felicidad no debe guardarse para ocasiones especiales, esta deberia ser inherente a cada uno y cuando este opacada, aprender de las dolencias. Estas palabras alivianan mi mente perdida en las coloridas calles Ibaguereñas que marean por su gran cantidad de gente gastando dinero. Es un debate amplio en el que los argumentos y matices empiricos son las bases para una charla enriquecedora....
ResponderBorrarGracias por "este discurso no trasnochado" :)
Habra què preguntarle al amigo en cuestiòn si se ha puesto a pensar y/o leer el discurso de Los Nadies de nuestro simpre combatiente Eduardo Galeano....
ResponderBorrar"Sueñan las pulgas con comprarse un perro y sueñan los nadies con salir de pobres, que algún mágico día llueva de pronto la buena suerte, que llueva a cántaros la buena suerte; pero la buena suerte no llueve ayer, ni hoy, ni mañana, ni nunca, ni en lloviznita cae del cielo la buena suerte, por mucho que los nadies la llamen y aunque les pique la mano izquierda, o se levanten con el pié derecho, o empiecen el año cambiando de escoba....
Los nadies, que cuestan menos que la bala que los mata."
PD. Sospecho que para èl este tambièn es un discuros trasnochado.
CONSUMO GUSTO !! O EL GUSTO DEL CONSUMO, NO CAMBIA NADA, MAS QUE POCO RINDE EL SALARIO Y LUEGO VIENE EL VALOR AGREGADO EN EL RECIBO DE LUZ POR TANTA "ILUMINACIÓN".
ResponderBorrarTRASNOCHADO QUEDAMOS TODOS CUANDO LOS BOLSILLOS ESTAN DESOCUPADOS.
BUENA. alias "gusano"