Por. Carlos Arturo Gamboa
Como siempre en el cercano país de la injusticia, volvió a reinar el rey. La Gallina logró convencer de nuevo a millones de lombricitas que acudieron al llamado mesiánico del gallinero. Ahora Los Gallos y sus secuaces tendrán motivos de sobra para continuar operando su fábrica de cadáveres, mientras en la incubadora los cuatro deformes polluelos continuarán creciendo: El Pollo Corrupción seguirá su marcha triunfante por todos los rincones del país, repartiendo puestos, cobrando tajaditas de meritocracia y despilfarrando el dinero de los impuestos, mientras las pobres lombricitas serán cada vez más pobres. El Pollo Masacre se paseará orondo por los campos y las ciudades etiquetando lombricitas “subversivas”, que son todas aquellas que desean que las cosas cambien; por eso aumentarán las motosierras, las balas y los helicópteros. No habrá refugio alguno en donde este pollo no penetre, y ya tienen listos miles de disfraces de Gavilanes, para ponerles a las lombricitas masacradas. El Pollo Injusticia seguirá sentado a la diestra de Dios Gallina ¡y que la Corte Suprema nos ampare! Y el pollo mayor, el Pollo Pobrecía, aumentará su población, ya no serán 22 millones de lombricitas hambrientas, sino 40. La Gallina saldrá triunfante y será nombrada asesora de las Naciones Unidas, porque allá necesitan de mesías que ayuden a combatir tanta lombriz insatisfecha en el planeta.
Mientras tanto seguirán alborozados los dueños de TV Gallina y El Diario Pio-Pio. El mundo de las hiperrealidades dormirá su siesta volviendo a etiquetar corazones a sus imaginarios amigos políticos de la red. Los Colorados se darán por fin cuenta que este país ya no es de lombrices liberales; las lombricitas amarillas celebrarán que aún no desaparecen a pesar de sus errores y que quizás sea ese el lugar de la verdadera resistencia. Por su parte las lombricitas verdecitas despertarán del sueño virtual de su oleaje y comprenderán que hacer política no es enviar mensajes a los chats, porque las maquinarias son reales.
Por el cercano país de esa injusticia que tanto duele, caminará una lombriz meditabunda esperando que alguna vez las lombrices despierten de su sueño aletargado y entiendan que son ellas quienes deben gobernar. Irá pregonando a los cuatro vientos: “Estas lombrices tienen huevo”
Y colorín, descolorido, este cuento continuará, aún no se ha perdido…
Es un escrito para la gente que mira más allá. Qué sabiduría contiene.
ResponderBorrarBesos por montones!!