marzo 04, 2010

PROBLEMÀTICA EN LA UNIVERSIDAD DEL TOLIMA

UN CONVERSATORIO URGENTE

POR: AGUSTIN ANGARITA LEZAMA
Director Observatorio de pa zy Derechos Humanos

Terminó esta semana un paro de actividades en la Universidad del Tolima. Más allá de evaluar si hubo ganadores o vencidos, quiero hacer recuento de algunos hechos que merecen aclararse y que de persistir, entorpecerían el desarrollo de la vida de un organismo académico que dicen, atraviesa por aguda crisis.

Para muchos no es diáfana la posición con la UT del gobernador Oscar Barreto. Algunos lo acusan de querer manejarla como una finca, y cual capataz, disponer de los rumbos y de la burocracia a su gusto y amaño. Vale decir, se piensa que el gobernador sólo mira la UT como un fortín para repartir puestos y contratos para amigos y correligionarios. Según esta mirada, desde el palacio del Mango se estaría orquestando toda una patraña contra la Universidad que incluiría el no pago de los aportes que manda la ordenanza departamental, y medidas que la asfixiarían presupuestalmente.

Otras apreciaciones argumentan que es el coletazo de la derrota, que como no pudo imponer su candidato a la rectoría, buscaría desestabilizarla, para forzar la renuncia del actual rector. Que el gobernador aliado con un representante a la cámara de su movimiento político, pretendía descargar letalmente en las finanzas de la UT el pasivo pensional, con lo que ganaba la gobernación y perdía la universidad. Para las dos anteriores posiciones, el culpable de la crisis de la UT es el gobernador.

Los comentarios de pasillo no paran. Se dice que la crisis se debe al clientelismo que las directivas neoliberales apoltronaron en la UT. Que las cuentas no son claras ni públicas, que no se sabe con exactitud ni siquiera cuantos estudiantes están matriculados, ni el detalle pormenorizado de los gastos y egresos. Que existen unas cuentas maquilladas. Que la UT no es eficiente. Que el Consejo Superior discute cosas sin aprobar y que, por obra de birlibirloque, resultan aprobadas sin ser votadas en este ente. Que la Gobernación insiste en no aportar dinero si no se le establece con claridad en qué se gastarán esos recursos. Que desde la UT le llevan chismes a la gobernación y allí se los creen…

Pienso que tanto la ciudadanía como los que formamos parte de la Universidad merecemos respeto. Que se nos diga la verdad, de frente y sin tapujos. Que cada cual asuma las obligaciones que le corresponden y nos ayuden a entender la dimensión, alcances, posibles responsables y la viabilidad de las salidas de la crisis. La tarea no es alinearse incondicionalmente a favor o en contra del gobernador o de las directivas universitarias, sino buscar colectivamente, de manera concertada y pública, los caminos que nos posibiliten salir de la encrucijada.

Señor Gobernador: pese a ser el mandatario regional más amenazado de Colombia, usted se ha desplazado hasta apartados rincones del departamento a escuchar a sus gobernados, a llevar la ayuda del Estado, a concertar con ellos, con los mandatarios locales, con las organizaciones sociales, políticas y comunitarias los derroteros a seguir. ¿Por qué no convoca un gran conversatorio abierto con los estamentos universitarios? ¿Por qué, mirándonos a los ojos, no nos decimos lo que pensamos, afinamos puntos de vista, aclaramos entuertos y despejamos senderos?

Si tiene en cuenta que la UT, según dicen, tiene más de 30.000 estudiantes y de ellos 9.000 de Ibagué; que su presupuesto y “población” son mayores que la de muchos municipios; que la educación superior debe formar para la ciudadanía, el entendimiento y el debate civilizado de las ideas; que la UT es la institución pública de educación universitaria más importante y grande de la región; que el campus universitario es un sitio donde se le puede garantizar su seguridad personal; y que usted preside el Consejo Superior, máximo organismo de dirección universitaria, entonces, ameritamos que nos dé la cara, que con las directivas nos aclaren todas las dudas y que así todos podamos trabajar por el bien de la universidad, la educación pública y la región.

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