AGUSTIN ANGARITA LEZAMA *
Este comentario amerita hacer dos consideraciones previas. La primera, es recordar que la ciudad desde hace 9 años, ocupa el primer lugar en desempleo en el país. La segunda, tiene que ver con el auge de los consejos y recomendaciones para la superación personal. Pensando en esta última y teniendo en cuenta la primera me aventuraré a hacer unos consejitos.
Si usted es funcionario público y quiere mantener su empleo por mucho tiempo, tome nota, recórtelo y póngalo debajo del vidrio de su escritorio o en un lugar visible.
1. Nunca contradiga a su jefe. A él le gusta es que lo alaben, que le digan que tiene grandes y maravillosas ideas, que su gestión es admirable y que su inteligencia es superior. Recuerde que al caballo antes de montarlo, siempre le acarician el lomo…
2. Cuando quiera desahogarse, reúnase con sus compañeros y hable mal del jefe en privado. Eso sí, esté atento a lo que digan sus colegas para que se lo cuente al jefe, poniendo lo que usted dijo en boca de otro. Los jefes de hoy gobiernan basados en chismes, les encantan. En público alábelo, adúlelo, no importa si le toca mentir. Ellos hacen lo que sea por mostrar una buena imagen y para que los medios hablen bien. Usted gana puntos por punta y punta.
3. Si no se le ocurre ninguna idea útil en su trabajo, no se preocupe. Esté pendiente de las ideas de los compañeros y preséntelas como suyas. Hay que ser ágil en esta tarea. Así no necesitará esforzarse pensando, únicamente le cuenta las ideas brillantes que usted se ha apropiado y las habladurías, de las que usted se ha excluido. Lo considerarán de los mejores funcionarios y además muy leal…
4. No se olvide que si a su jefe lo derriten los halagos, lo matan los regalos. Mejor si son costosos. Pero no vaya a cometer la brutalidad de regalarle libros. Los jefes son personas muy ocupadas para perder tiempo en bagatelas. Las copias de obras de arte son una buena opción, son baratas, los que las reciben no las distinguen, y si usted averigua sobre el original y se derrama en prosa sobre su regalo, su jefe lo abrazará, casi llorando para disimular su ignorancia y usted escalará a mejor funcionario.
5. En reuniones de trabajo esté atento a los que diga su jefe. Hágase notar, retome lo que él dijo, repítalo con otras palabras exaltando su aguda visión de futuro y la sabiduría allí contenida. Pronto será de los que le hablan al oído.
6. Averigüe las debilidades que tiene su jefe en lo que a sexo se refiere. Que sea heterosexual, bisexual u homosexual no es asunto suyo, y si lo es, mejor. Sexo, trago y orgías son la llave celestial para abrir la puerta de los contratos, de los ascensos, de los reconocimientos, de los permisos prolongados, lo que blinda contra los chismes, lo que protege por los malos resultados, lo que atornilla en los cargos y lo que permite hacer “negocitos” como los peajes, retenes, comisiones, primas de agilidad, esfuerzos para hallar cuentas y documentos perdidos, etc. y sin que nadie moleste.
7. Con su jefe sea dócil, paciente y si puede, pusilánime. Si arrastra su dignidad, no se preocupe, es una antigualla en desuso, poco útil y estorbosa. Pero con el público y sus compañeros, la cosa cambia. Hay que mostrar su valía y su capacidad, entonces, sea altanero, exigente y muy severo.
8. No se desgaste con intermediarios, no tienen poder, pero se las dan. Sus esfuerzos concéntrelos en el jefe, a lo sumo en su compañera o compañero. Si usted acepta y cumple con estas recomendaciones, despreocúpese de los horarios, de cumplir funciones y de los organismos de control. Ellos no investigarán. Un buen jefe también los controla. Así usted conservará su empleo sin problemas. Parece difícil, pero no se deje creer…
* Médico catedrático y director del Observatorio de Paz y Derechos Humanos de la Universidad del Tolima
Este comentario amerita hacer dos consideraciones previas. La primera, es recordar que la ciudad desde hace 9 años, ocupa el primer lugar en desempleo en el país. La segunda, tiene que ver con el auge de los consejos y recomendaciones para la superación personal. Pensando en esta última y teniendo en cuenta la primera me aventuraré a hacer unos consejitos.
Si usted es funcionario público y quiere mantener su empleo por mucho tiempo, tome nota, recórtelo y póngalo debajo del vidrio de su escritorio o en un lugar visible.
1. Nunca contradiga a su jefe. A él le gusta es que lo alaben, que le digan que tiene grandes y maravillosas ideas, que su gestión es admirable y que su inteligencia es superior. Recuerde que al caballo antes de montarlo, siempre le acarician el lomo…
2. Cuando quiera desahogarse, reúnase con sus compañeros y hable mal del jefe en privado. Eso sí, esté atento a lo que digan sus colegas para que se lo cuente al jefe, poniendo lo que usted dijo en boca de otro. Los jefes de hoy gobiernan basados en chismes, les encantan. En público alábelo, adúlelo, no importa si le toca mentir. Ellos hacen lo que sea por mostrar una buena imagen y para que los medios hablen bien. Usted gana puntos por punta y punta.
3. Si no se le ocurre ninguna idea útil en su trabajo, no se preocupe. Esté pendiente de las ideas de los compañeros y preséntelas como suyas. Hay que ser ágil en esta tarea. Así no necesitará esforzarse pensando, únicamente le cuenta las ideas brillantes que usted se ha apropiado y las habladurías, de las que usted se ha excluido. Lo considerarán de los mejores funcionarios y además muy leal…
4. No se olvide que si a su jefe lo derriten los halagos, lo matan los regalos. Mejor si son costosos. Pero no vaya a cometer la brutalidad de regalarle libros. Los jefes son personas muy ocupadas para perder tiempo en bagatelas. Las copias de obras de arte son una buena opción, son baratas, los que las reciben no las distinguen, y si usted averigua sobre el original y se derrama en prosa sobre su regalo, su jefe lo abrazará, casi llorando para disimular su ignorancia y usted escalará a mejor funcionario.
5. En reuniones de trabajo esté atento a los que diga su jefe. Hágase notar, retome lo que él dijo, repítalo con otras palabras exaltando su aguda visión de futuro y la sabiduría allí contenida. Pronto será de los que le hablan al oído.
6. Averigüe las debilidades que tiene su jefe en lo que a sexo se refiere. Que sea heterosexual, bisexual u homosexual no es asunto suyo, y si lo es, mejor. Sexo, trago y orgías son la llave celestial para abrir la puerta de los contratos, de los ascensos, de los reconocimientos, de los permisos prolongados, lo que blinda contra los chismes, lo que protege por los malos resultados, lo que atornilla en los cargos y lo que permite hacer “negocitos” como los peajes, retenes, comisiones, primas de agilidad, esfuerzos para hallar cuentas y documentos perdidos, etc. y sin que nadie moleste.
7. Con su jefe sea dócil, paciente y si puede, pusilánime. Si arrastra su dignidad, no se preocupe, es una antigualla en desuso, poco útil y estorbosa. Pero con el público y sus compañeros, la cosa cambia. Hay que mostrar su valía y su capacidad, entonces, sea altanero, exigente y muy severo.
8. No se desgaste con intermediarios, no tienen poder, pero se las dan. Sus esfuerzos concéntrelos en el jefe, a lo sumo en su compañera o compañero. Si usted acepta y cumple con estas recomendaciones, despreocúpese de los horarios, de cumplir funciones y de los organismos de control. Ellos no investigarán. Un buen jefe también los controla. Así usted conservará su empleo sin problemas. Parece difícil, pero no se deje creer…
* Médico catedrático y director del Observatorio de Paz y Derechos Humanos de la Universidad del Tolima
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ResponderBorrarI really like all the points you've made.
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